Gestos

GESTOS ILUSTRACIÓN

– Carajo, otra vez dejé la ventana abierta en luna llena- dijo Alejo cuando se despertó de una siesta breve a la que la aburrida serie de televisión lo había inducido y vio su cuarto repleto de monstruos. No tan repleto, eran cinco solamente, pero poderosos. Llegaba la noche, noche de luna llena y él sabía    que esas noches eran especiales para este tipo de visitas, pero se confió. Su gato Samuel, a su lado, estaba expectante, con los ojos abiertos como platos esperando algún movimiento.

-¿A qué han venido?- preguntó Alejo con una sonrisa canchera.

-A asustarte, zopenco- respondió la gorda de azul.

-¿De dónde salieron?

– Hemos andado por el barrio buscando ventanas abiertas, la tuya nos vino de maravillas.

-¿Pero de dónde salieron?- repitió la pregunta, un tanto fastidiado.

-De lo más profundo de los miedos. Esta humanidad está muy inquieta temblorosa ES TRE ME CI DA. Y de allí salimos nosotros.

-¡Ah!¡Bue…!¡Qué me dicen! Están para ponernos los pelos de punta.

-Queremos ¡aterrar! ¡espantar! ¡alarmar! para ver si, una vez por todas, los humanos se dan cuenta de los desastres que están produciendo y si se HORRORIZAN, tal vez cambien.

Entre tanto los monstruos giraban por el cuarto de Alejo, querían encontrar su punto débil, su espacio amenazado, hallar su indefensión y filtrarse para lograr en él una reacción irracional que lo pusiera en alerta, que al sentir el peligro experimentara una opresión en el pecho.

-Pero…A ver, qué chicos malos son- dijo Alejo- Son muy ridículos, hasta graciosos. A mí, en realidad, me da miedo que se muera Samuel, mi papá o mi mamá, que me llamen a dar lección de Geografía delante de toda la clase, no aprender a nadar, ir a la dentista, la doctora Sadosky. Pero, más que todo eso me inquieta y asusta que destruyamos la Naturaleza, contaminemos el planeta y la Tierra muera por nuestra insensatez y locura. Me hacen temblar el racismo, la guerra, la violencia, los abusos, el hambre, la ignorancia, la falta de generosidad, los espíritus miserables y…

-Pues, estos somos nosotros- dijeron riendo- somos Calamidad, Desastre, Infortunio, Injusticia y Maldad y venimos para advertirles porque ustedes so negligentes y perezosos y los asuntos mundanos los tiene un poco distraídos.

– Vaya, vaya, es verdad- respondió Alejo- sin embargo la ESPERANZA vence. No lograrán derrotarnos. Alejo afirmó su voz y todo su cuerpo demostró fortaleza a pesar de ser un joven desgarbado y torpe. Samuel crispó el lomo y enfadado comenzó a perseguir a los monstruos por el cuarto. Poco duró el revuelo.

-¿Qué sucede aquí?- preguntó su madre abriendo la puerta del cuarto mientras percibía una ventolera de colores saliendo por la ventana, que inmediatamente cerró.

– Nada mamá- dijo Alejo- olvidé cerrar la ventana y me quedé dormido mirando la tele, creo que tuve una horrenda pesadilla.

– Ya es tarde, basta de televisión. A dormir. Besó a Alejo y acarició a Samuel, que amasaba la alfombra. Algo le llamó la atención, pero no se detuvo, las madres están siempre apuradas.

– Hasta mañana.

Por el cristal vio Alejo cómo los Monstruos le sacaban la lengua y Alejo les mostró su dígitus impúdicus.

Samuel se acomodó a su lado en la cama y Alejo se propuso dejar de mirar series de terror. Eso parecía una buena idea.

Buenos Aires, enero 20 de 2021

Gracias a Amalia Calfú Rayen Millán Calero por su ilustración.