Escaleras

Escaleras

Al pie de la escalera que da a la terraza el balde con ropa espera. Subo y tumbo la maceta de gardenias blancas que cae al suelo de ladrillos rojos del patio. Se rompe. La tierra se esparce. El aire fresco de la mañana trae, este otoño, el aroma a pan tostado de la cocina. Escaleras arriba.

Desde lo alto de la escalera oigo la voz de mi madre que me llama. Hace frío este invierno. Bajo el cesto de la ropa blanca que huele a limpio, recién descolgada. Piso en falso, las sábanas blancas vuelan, parecen pájaros. La primera estrella del atardecer aparece en el cielo. Escaleras abajo.

Por la baranda de la escalera dejamos deslizar hormigas pétalos broches canicas y figuritas. Una mariposa sobrevuela las gardenias. La luna llena ilumina los escalones recién baldeados, brillan. Qué frescor de primavera. El perfume de mi padre anuncia su llegada. Ya casi está la cena.  Escaleras en silencio.

En el recodo de la escalera, mi refugio, paso mis siestas de verano. Como mandarinas y ciruelas con mi hermana, pelo sus uvas. Manos pringosas. Las cáscaras y semillas ruedan por los escalones. Dos abejas sobrevuelan las gardenias. Sube el olor a flan casero de la abuela.  Confidente escalera.