ALGO TRISTE ALGO OSCURO ALGO QUE ME DA VERGÜENZA SEA LO QUE SEA

Algo

Amo el gerundio porque amo los procesos, aunque hay que saber usarlo, al gerundio digo, y ahora todo da igual por eso uno de estos días arrojaré todos mis gerundios al almohadón negro de Oliver, él sabrá qué hacer con ellos. Oliver es muy sabio. Así que me afiliaré al uso de prefijos y sufijos, son maravillosos. Cambié de obsesión y solo hablaré con palabras con raíces griegas y o romanas y sufijos flexivos derivativos verbales adverbiales adjetivales, esto no será nada fácil. También recuperaré los refranes de mi abuela andaluza, ¡pobre abuela! se la pasa diciéndome ¿qué me dijiste que haga? Y yo le respondo con desmesuras, con hipérboles: Comete las cien nueces, bordame todo el mantel, juntá todas las hojas del patio. Y ahí está un poco en casa un poco en el geriátrico jugando con las medidas de tiempo, un día conmigo, dos semanas internada, una enema semanal, remedios cada media hora, una década de paciencia, solo un segundo para dejar de respirar. Y transito del patatús al infarto masivo. Voy coleccionando imágenes propias, las recorto y las pego, habilité una pizarra mágica en la cocina, todo lo engomo allí como en las películas policiales y uno las imágenes con flechitas y signos de interrogación, una pinturita. Muchos atardeceres digo como decía Perlita, a veces la memoria me molesta y recuerdo al papi leyéndome El Principito en italiano porque crecí esforzándome por hallar gente comprensiva aunque me seguían respondiendo È un cappello È un cappello. Las modas fueron cambiando, no obstante siempre me vestí y sigo vistiendo igual, a lo jipi sin embargo mudé obstinaciones, dejé el grupo de los acumuladores de penas, (allí aprendí a registrar mi primera pena, no pude jamás andar en bicicleta, nadie nadie me ayudó, fui la tonta de la cuadra del barrio de la escuela) y pasé al grupo de los sinprisas, esto fue en España.

Ah, pero como los Acosta Novais no sabemos resumir, eso decía mi mami, que me enseñaba el catecismo mientras limpiaba las habitaciones, me pongo los guantes me saco los guantes me cantaba en medio de los mandamientos, el padrenuestro y los siete pecados capitales, que afortunadamente no los transité a todos. Me falta la envidia elaboro mis odios cultivo mi pésimo optimismo por la vida todo lo observo, sin comas, tengo un collage de imágenes y me pregunto cómo hago para dejar en paz la mente, pregunta reiterativa de mi hermana mientras se moría de cáncer, no miento sino como dijo Hesíodo digo mentiras a verdades parecidas o algo así así. Finalmente adhiero a Platón y a su teoría de la reminiscencia: La reminiscencia es la capacidad humana de recordar aquello que no muere. El olvido o amnesis tiene como remedio la anamnesis: el recuerdo de uno mismo, de lo visto por el alma en su estado original. La anamnesis es una rememoración que permite traer al presente, aquello conocido en “el tiempo que dura siempre”, esto es de la revista acrópolis, (también va a la pizarra) y por eso amo el gerundio, porque dura, siempre siempre mientras tomo café me fumo un pucho y escribo pavadas… pero con honestidad.