Para claudia, hermana mía
El tamaño de mi espacio es pequeño, pero en él entran todos y todas. Su profundidad penetra en mi alma. Su altura llega a la palta de mi patio. Mi espacio tiene la distancia óptima a otros espacios y se mueve en todas las direcciones, anda por las inmediaciones y más allá. Su extensión no es muy amplia, más bien estrecha.
Algunos días mi espacio se superpone con otros, se amontona y otros días se hace transparente y deja ver velado otro espacio. En las mañanas claras mi espacio se acerca a la línea del horizonte y en los anocheceres de otoño toma una dirección oblicua y se fuga y ve en perspectiva. Las casas y edificios se vuelven difusos como la vida misma.
En enero mi espacio se engrosa y se ilumina, en agosto se afina y tiene sombras, aunque como mi espacio vive enamorado siempre tiene colores. También es nostálgico.
Tu espacio, hermana, etéreo sutil impalpable puro elevado sublime me toca cada tanto el hombro, me susurra al oído me roza los pies en la cama.
Cada tanto, mi espacio y el tuyo, hermana, se acarician.
