I
Subimos a la terraza cada noche. Yo miro el cielo buscando el mundo suprasensible y mi hermano, que también mira el cielo, trata de pronosticar el tiempo para el día siguiente, si lloverá si la humedad aumentará si estará nublado. Él estudiará meteorología y yo filosofía. Mi nombre es Griselda, la de los brazos largos, mi hermano es Ricky ¿adivinen por quién? Mi hermano me llama brazos de fideos.
II
Éste es Ricky, mi hermano, vive en este mundo sensible, tangible, físico pero que es inestable, inconsistente, aparente, irreal y yo, que también estoy acá, quisiera vivir en el otro universo, el de las verdades eternas, inmóviles, donde lo verdadero lo bello y lo bueno están por encima de todo. Así estamos, sin entendernos, aunque a Ricky no le preocupa y a mí…, ¡Mmmmmm! Más o menos.
III
Ricky anda como adormecido, impasible, desapegado, anda por abajo como un insecto, de hecho, yo le veo uno en el medio del pecho, bajo su piel, me da pena. Yo me desplazo hacia arriba y con mis largos brazos me voy colgando para ascender. ¡Griselda, brazos de fideos! me grita.
IV
Tuve un sueño. Soñé que era una niña bella con brazos normales. No era Griselda, brazos de fideos. Sin embargo en el sueño nadie me reconocía, pero a pesar de haber perdido mi esencia me aceptaban. Me gustaban mis brazos, pero sentía que no pensaba igual que cuando tenía los brazos largos. Al despertar me miré al espejo y vi con sorpresa que era la misma, mis brazos volvieron a ser largos y flacos.
V
Seguía preguntándome por qué mi apariencia gustaba más que mi pensamiento. ¿Acaso preferían mi belleza exterior a aceptarme con mi imperfección? Sí, eso parecía. Ricky seguía riéndose de mí, pero me dijo que podía ayudarme con mi dolor. Fracasó.
VI En la esquina de mi escuela vivía Simón, un vagabundo amable. Era un hombre oscuro, vivía de lo que el barrio le regalaba. Siempre me estaba esperando para charlar. Yo no quería hablar con él. Gritaba mi nombre: ¡Griselda!
A pesar de mi espanto sentía que ese hombre quería ayudarme. ¿Por qué su aspecto extraño me provocaba desasosiego? Fue un bajón reconocer que actué como lo hacían conmigo. Fui un dragón obsceno.
VII
Entretanto Ricky frecuentaba el mundo hostil de la nada, de esa nada que se extiende se propaga se come a la humanidad. No quería perder a mi hermano. Aunque usó su tiempo en errores y se alimentaba de sus propias mentiras falsedades y confusiones era un buen hermano y yo debía ayudarlo.
VIII
Con mis largos brazos pude sondear en sueños los abismos de mi alma.
Un ser pequeñito hacía burbujas. Yo podía nadar entre raíces y troncos. Simón también estaba en mi sueño. El ser pequeñito me llevaba de la mano, era liviana y ligera.
Cuando despertaba tomaba mi caja de lápices y dibujaba todo, mi vida estaba bocetada. Un día Simón no apareció en la esquina de la escuela, nadie lo volvió a ver. Pero sé que por él comencé a tener confianza en mí misma, no tuve vergüenza de mis brazos de fideos. Conocí a una nueva amiga. Parecía un hada. En la escuela no la querían, pero yo me hice amiga de ella en cuanto nos vimos. Su nombre era Concepción.
IX
Con ella por las noches mirábamos el firmamento rojo, la luna creciente, las sombras y prestábamos atención a los sonidos de la ciudad: el ladrido de los perros, las motos, las sirenas, las alarmas. A nadie le gusta la ciudad. Concepción y yo la percibíamos desde el piso catorce de mi edificio. Allí leíamos filosofía, para trascender.
X
En cuanto a Ricky se hizo fan de un Cernunno que le daba fuerza poder y popularidad entre las chicas.
Siguió siendo torpe y vacío. No tengo esperanzas de que evolucione, aunque lo amaré siempre siempre. Nos cuesta mucho crecer en este mundo en ruinas, donde los enemigos acechan y no nos dejan pensar ni decidir. Enterraremos a nuestros padres y no sé bien si tendremos hijos que nos incineren, todo es un gran cuestionamiento. Mientras tanto, cada día sigo siendo Griselda, brazos de fideos, encarcelada, objeto de burlas, que relato mi vida falsa con apariencia de verdad.
XII
Y de noche elijo mi forma para ser feliz, en un mundo más real perfecto e inmutable. ¿Seré una bestia? Solo soy aquello que no está escondido, que es verdadero, que es evidente.
Llegará el día en que encuentre unir a las dos Griseldas en una, acepte a la de los brazos largos, brazos de fideos. Y seré de verdad.
En esto sigo trabajando.
GRACIAS AMALIA MILLÁN CALERO POR TUS BOCETOS, POR TU IMAGINACIÓN, POR DARME LA LIBERTAD DE ESCRIBIR DESDE SU COMPAÑÍA. YO, COMO GRISELDA, TAMBIÉN SIGO TRABAJANDO.
Buenos Aires, enero 2023